miércoles, 19 de noviembre de 2014

Capítulo 12

Para mi desgracia, hoy tenía comida familiar y lo único que quería era que se pasase lo más  rápido posible. Pero como suele pasar, se me hizo larguísima, traté de acercarme a mi primo Fernando y traté de hablar lo menos posible. Cada vez que salía el tema de los clones, trataba de escudarme en mis primos pequeños cuidándoles, prefería no escuchar, cada palabra me hacía pensar en Marcos y no lo podía evitar, me dolía, cada insulto y me daban ganas de decirles a todos que no son como creemos, que son mejores, que son personas increíbles, pero claro, si digo eso, probablemente me echasen de la familia o casi.
Por suerte, pude poner una excusa mala para irme nada más acabar el postre y esa excusa incluía a mi primo. Necesitábamos los dos salir de allí, nos agobiaba aquello.
-¿Cuándo me lo vas a contar?- nos dirigíamos a mi casa para tomar algo.
-¿El qué?- me miró como si fuese obvio, pero yo traté de seguir haciéndome la loca.
-Lo que te pasa y no me digas que no te pasa nada, porque no me lo creo.-Esperó mi respuesta, pero no llegó, trataba de alargar lo máximo posible contarle algo de esto a mi familia.
Miré al frente, haciendo que ignoraba a mi primo por completo, pero él me conocía, sabía que me pasaba algo y iba a intentar descubrirlo.
-Miny, que nos conocemos, no me jodas, tú siempre entras en todas las conversaciones de clones la primera y hoy no has entrado en ninguna- entramos en mi casa y nos subimos a mi habitación, mientras Fernando me demostraba que me pasaba algo- y por supuesto, a ti no te gustan los niños y hoy te has tirado con los primos toda la comida y eso no te lo crees ni tú- se empezó a reír, me tumbé en la cama y él se quedó sentado en la ventana.-Sabes que no se lo voy a decir a nadie y menos de la familia.
-Lo sé, pero me da miedo- me miró muy extrañado tras aquellas palabras.
-¿El qué te da miedo?
-Creo que el simple hecho de admitirlo.- con la almohada me tapé la cara, tratando de esconderme yo e intentando que con ello desapareciesen mis problemas, pero seguían ahí, Marcos seguía en mi cabeza cada segundo de cada día, de cada momento, era el centro de mi mundo.
- Sea lo que sea no puedes tener miedo de nada, aquí no te va a pasar nada, estoy yo, nadie más, soy el único de la familia pro-clon y lo saben todos y me da igual, no me da miedo ni admitirlo ni enfrentarme a la familia ni a quien sea necesario por defenderles.-levanté el brazo para pararle. Mi almohada seguía sobre mi cabeza.
-No eres el único.
-¿Qué?- no me había escuchado.
-Que no eres el único que los defiende- me quité la almohada de la cara y me levante. Su cara cambió por completo, no se esperaba eso, tenía muchas cosas en mente, pero esa justamente no y su cara lo decía todo.- Dios, no me mires así.
-Pero...- se quedó parado sin saber que decir.
-Creo que me he enamorado de uno- me mordí el labio mientras se lo decía, su cara era de asombro absoluto, no sabía ni que decir.
Pasaron unos segundos hasta que reaccionó.
-¿Es una broma?- negué con la cabeza y una sonrisa apareció en su cara- creo que estoy flipando.
Me empecé a reír.
-¿Quién es?
-Eso no te lo voy a decir ni de coña, demasiado que te lo he contado.
-Me alegro que lo hayas hecho.- le abracé.
Me dirigí hacia el baño para cambiarme, mientras me estaba quitando la camiseta la voz de Fernando desde la habitación me hizo parar.
-Miny, un chico de tu misma edad, así moreno, con una pulsera, muy alto y con el pelo en cresta, ¿te dice algo?- mi cara era de completo asombro. Me puse corriendo la camiseta y salí del baño en manga corta con el frío- no te lo digo por nada, es solo que está ahí.
Señaló la ventana, m dirigí corriendo hacia ella y mi corazón dio un vuelco, allí estaba, mirando a la ventana y al verme sonrió. Le hice una señal para que entrara por delante y se dirigió para ya.
Cogí a Fernando por un brazo y le obligué a bajar corriendo las escaleras de casa, mientras se reía.
-Jamás imaginé que acabarías con Marcos- mi mirada fue asesina, se empezó a reír sin poder parar- porque ¿estáis juntos verdad?
Parecía que mi cara lo decía  todo, porque se autocontestaba solo.
Llegamos a la puerta y al abrir, allí estaba él, con una sudadera y unos vaqueros esperando tranquilamente.
-Yo... yo ya me iba- la voz de mi primo era completamente irónica, trataba de esconder la sonrisa pero se le notaba demasiado.
-Hasta luego- salió por la puerta y se paró. -Hola- sonreí.
-Hola- le dejé pasar, al ir a cerrar la puerta mi primo estaba haciendo gesto que me provocaron la risa, hasta que cerré. -¿Estás bien?- Marcos me miró preocupado.
-Sí, claro, ¿por qué no iba a estarlo?- le indique que subiese para arriba, hacia mi habitación, nos sentamos tranquilamente en la cama.
- Es que hoy no te he visto- parecía algo decepcionado, mis manos comenzaron a sudar, estaba muy nerviosa.
-Es que me tocaba día libre, me he ido a comer con la familia, para mi desgracia.
-¿Desgracia por qué? Si comer con la familia es lo mejor que existe- me sonrió.
-Eso en el caso de la tuya, la mía, es que es muy radical con el tema de los clones y es complicado de vez en cuando- me miró tratando de entenderlo.
-Pensaba que tú también eras algo radical- en ese momento, miré por la ventana, me daba miedo admitir lo que había pensado durante tanto tiempo- ¡Eh! no pasa nada, es comprensible.
-No, no lo es.- respiré profundamente- no os merecéis lo que os hacemos, sois personas como nosotros. Y siempre os he tratado mal y me arrepiento de ello.
Me pasó su brazo por mis hombros y me hizo tumbarme contra su pecho, noté como su corazón latía.
-¿Ya no piensas como antes?
-Creo que no
-¿Por qué?- no quise responder a esa respuesta, pero en parte me sentía obligada, porque era él.
-Porque conocí a uno de los vuestros y descubrí que era una de las personas más increíbles que había conocido en toda mi vida. - empecé a notar como su respiración se aceleraba al compas de su corazón, el mío también empezó a latir más rápido, mucho más rápido.
Sin querer, rocé su mano con la mía, al principio, la aparté rápidamente, pero al devolverla a su sitio inicial, su mano seguía allí, y esta vez no la aparte. -su dedos lentamente se entrelazaban con los míos, hasta que eran como una única mano. Estábamos completamente en silencio, centrados en nuestras manos, con delicadeza empezó a acariciarla, con suavidad.
Le miré, sus ojos se fijaron en los míos. Todo a nuestro alrededor se desvaneció, solo estábamos allí, quietos sin decirnos nada, solo nos mirábamos, mientras, poco a poco se iba anocheciendo. Me quedé dormida sobre su pecho. Cuando me desperté, eran las 2 de la mañana, ya no estaba, se había ido, pero mi cama seguía oliendo a él. Cogí el móvil y encima había una nota.
"Yo siempre odié a los auténticos, hasta que conocí a una persona que de pronto me cambió la vida, lo que ante veía negro ahora es blanco y lo que antes me importaba ahora ha perdido importancia porque ya solo me importa una cosa que jamás pensé que me fuese a importar, me importas tú. PD: te dejo mi número guardado en el móvil, mañana quiero verte, espero que me llames". Me volví a dormir, una sonrisa de lado a lado estaba en mi rostro y en mi mente solo estaba él.

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