lunes, 10 de noviembre de 2014

Capitulo 2

Nos reunimos todos en casa de Juan Carlos por la tarde, para tomar algo. Llegué la última, algo poco normal en mí, pero me había tenido que pasar por casa de mi madre para coger unas cosas.
-Ya os lo dije, esta niña está muy despistada últimamente- era la voz de Lourdes, hizo reír a todos los que estaban allí.
Entre en el salón de la casa de Juan Carlos, era blanco entero, parecía enorme, y era enorme, aunque el contraste de la luz y el blanco lo hacían más grande de lo que era. Tres sofás, todos distintos, pero al igual que la casa, también eran blancos con unos cojines de diferentes colores que resaltaba. En medio de los tres sofás una mesa y en frente una enorme televisión.

Todos estaban sentados en los sofás, y me miraron al entrar por la puerta. Reconocía a todos al momento. Lourdes, Nacho, María, Cristina, Sara, Laura, Javi y Pablo, todos ellos eran auténticos. Realmente, ningún auténticos se une a los clones, muy poca gente conozco que se lleve bien con ellos y ellos tampoco son muy abiertos a mantener una relación con nosotros y es entendible, en el fondo nosotros somos sus superiores y esas relaciones, no suele cuajar, así que es absurdo. 
-Miny- así me llama todo el mundo, aunque no es mi verdadero nombre, solo un apodo que me pusieron cuando era pequeña y me quedé con él- ¿Tú desde cuando llegas tarde?- La voz de Juan Carlos era de burla por completo.
Todos se rieron con él, mi risa fue demasiado falsa e irónica para responder a aquel comentario. Cogí una silla que había en la mesa que estaba al lado de las ventanas y me puse dando la espalda a la tele, en el único lado de la mesa donde no había sofás. 
- Me he pasado por casa de mi madre a recoger unas cosas. - Todos se miraron y parecía como si supiesen algo que yo no sabía y no tenía del todo claro si me lo iban a contar.
Se hizo un silencio, algo incómodo para mí, pero el resto estaba bastante relajados comiendo pipas, palomitas y bebiendo diferentes bebidas que había sacado Juan Carlos. Me miró María, levanté las cejas esperando la pregunta que suponía que iba a llegar, María quitó los ojos de los míos y al bajarlos, la pregunta surgió de su boca:
-¿Qué tal con Nacho?- Mi cara cambió de un momento a otro, me quedé pensando un momento, todos me miraron, ni siquiera sabía de que me estaban hablando.
-¿Qué Nacho?- se miraron con una cara vacilante.
- Nacho tu vecino, el guapo, no nos lo niegues, sabemos que estas con él- cada palabra que pronunciaban me hacia quedarme más boquiabierta y trataba de comprender que les había llevado a ese pensamiento. 
- No voy ni a preguntar.- hice una pausa-Nacho está con Luisa la hermana de Carlos. 
Todos se miraron entre ellos, no sabía que responder. Cristina rompió esa situación con una pregunta:
- ¿El hijo de José el panadero?- afirme con la cabeza.
Se quedaron todos pensando un momento, intentando saber como había llegado a esa situación, y a entender como Nacho, mi vecino, estaba con Luisa.
-Cambiando de tema, Alex, ¿cómo estás? - tenía algunos moratones en la cara de la pelea de esta mañana y el labio roto. 
-Me duele un poco, pero estoy bien, gracias.- todos estábamos mirando a Alex y el mantenía la cabeza agachada.
-Pero ¿Qué les has hecho para que te peguen?- levantó la cabeza con rapidez al escuchar aquella pregunta, su ojos estaban furiosos.
-Nada, te lo juro, putos clones de mierda, son unos gilipollas- María se inclinó hacia el sofá para apoyarse.
-Ya, seguro que tú no has hecho nada.
-María, te lo juro, no les hice nada, tú no estas dentro del muro.Allí dentro van todos de prepotentes y chulos. Se creen algo y no son nada- miré a María, cada vez estaba más cabreada, ella defiende los derechos de los clones y los respeta, es un tema que entre nosotros crea controversia, la mayoría como yo, no le consideramos ni personas, porque en el fondo no lo son, solo los alteraciones de laboratorio, pero gente como María, Juan Carlos y Cristina sí lo defiende, lo cual en el grupo a veces crea un problema.
- Dijeron algo de "medicamentos" antes de empezar a pegarme.
-Como siempre, siempre son ellos los que empiezan. -María seguía intentando defenderles.
-No sabes como son dentro del Muro.- Intenté calmar los ánimos con aquel comentario. Esta vez, el silencio fue incómodo para todos. Juan Carlos fue capaz de cambiar de tema para olvidarnos de lo que siempre nos acaba enfrentando.
A las doce de la noche volví a casa, finalmente la tarde trascurrió sin percances y no volvió a salir el tema de los clones. Me acosté nada más llegar.En mi familia, nadie tiene clones, todos consideramos que no vale para nada tenerles, simplemente son un gasto más para la familia y una molestia y al final para lo que sirven es para joderte, así que para eso es mejor no tener nada.
La verdad es que lo de tener clones en la familia, es algo reciente, se comenzaron a tener hace 3 generaciones y cada vez hay más, lo cual es horrible porque al final es más gente en el mundo como si ya no hubiese mucha gente. Y en cada ciudad, hay que crear una zona donde puedan vivir y esa es la zona del interior del muro. Allí los clones empiezan a vivir a los 16 años, se les proporciona una casa en con el dinero de los auténticos y todo lo que hay dentro del  muro esta hecho con nuestro dinero, pero luego ellos no nos devuelven nada y nos tratan como seres despreciables cuando estamos dentro de él. Así que al final lo único para lo que sirven es para joder y arruinarnos. 
Al día siguiente, me volví a vestir con la ropa de trabajo, hoy me iba a tocar hacer el turno sola, Lourdes tenía descanso. Llegué como siempre a las 9 de la mañana, la actividad dentro del muro, ya había comenzado, los más jóvenes que no trabajaban fuera, trabajaban en la obra, las mujeres en las casas de los auténticos y los hombres barriendo y limpiando las calles fuera del muro. Estuve tranquilamente vigilando la parte norte, todo parecía bastante tranquilo, cuando alguien por detrás se me abalanzó, me caí contra el suelo, antes de golpearme en la cabeza conseguí colocar las manos y evitar que fuese algo más grave. Me giré, no me dio tiempo a levantarme, Marcos colocó su rodilla en mi estómago y me pegó un puñetazo en la cara sin pensárselo. En ese momento mi cabeza comenzó a dar vuelta y la boca me empezaba a saber a sangre. Conseguí darle un puñetazo en la nariz y cayó al suelo.
-Devolvernos las medicinas- me quedé algo parada con aquel comentario.
-Nosotros no os hemos quitado nada, aunque deberíamos de hacerlo para que os pudráis todos. Me iba a pegar otro puñetazo, lo conseguí esquivar y mi codo se clavó en la columna, cayó al suelo y en el suelo le pegué dos patadas en las costillas, como el día anterior. Me arrodillé, le clave la rodilla en el esternón para que dejará de respirar.-Como vuelvas a tocar a uno de los nuestros te mato.
Le solté otro puñetazo y ahí se quedó, tendido inconsciente en el césped. Me volví a mi casa para curarme. Yo no sé de donde se había sacado la idea de que le robábamos medicinas, con tal de destruirnos, hacen lo que sea.

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