lunes, 24 de noviembre de 2014

capítulo 15

Llegué a casa, me quité la ropa que llevaba, me puse los primero pantalones vaqueros que cogí. Con los pantalones y sólo el sujetador, me dirigí al baño a peinar. Al mirarme al espejo una parte de mi cuello estaba rojo.
-Dios, creo que ahora mismo tengo ganas de matar a Marcos. - respiré profundamente, tenía previsto ponerme una blusa, pero no me iba a tapar el cuello, así que me puse una camiseta y una chaqueta, que conseguía disimular un poco el chupetón que tenía en el cuello.
Llegaba tarde, salí corriendo a casa de Juan Carlos. Llamé al timbre y había bastante jaleo, supuse que era la última, como llevaba ocurriendo desde hacia bastante últimamente.
-Hola- miré a todas las personas que estaban en la mesa. Estaban todos, Juan Carlos, Laura, Javi, Sara, Cris, Lourdes, Alex y Mery, en está última se paró mi mirada, no me podía creer que se atreviese a estar allí, después de lo que me hizo, había tenido la vergüenza de presentarse allí. No me miraba, pero a mí me quemaban los ojos al verla. Me hizo recordar aquella noche en la que casi me quedó en el sitio por culpa de su novio.
-Anda siéntate.- Era la voz de Laura, me hacía una señal para que me sentase a su lado.
Comenzamos a comer, no hablé mucho durante la cena, estaba más pendiente de Mery, que de vez en cuando levantaba la cabeza del plato para mirarme, pero rápidamente volvía a bajarla.
-Miny, ¿no tienes calor?- la imagen de Marcos me apareció en la cabeza.
-No, la verdad es que tengo hasta frío, no sé, últimamente estaba muy destemplada- traté de mantener compostura, para que no se notase que mentía, pero no me di cuenta y toqué mi cara con la mano y la bajé tan rápido que el cuello de la chaqueta se bajó un poco, pero lo suficiente para que se me viese el cuello.
-Sí, está muy destemplada, ¿eso es un chupetón?- la voz de Lourdes era de intriga completa, se levantó corriendo, no me dio tiempo a reaccionar y en un segundo ya estaba encima de mí agarrándome y bajándome la chaqueta- Oh dios mío, que mal te lo has pasado tú.
Todos se empezaron a reír. Y lo supuse, ahora comenzaba el interrogatorio:
-¿Y quién es?- Comenzó Sara-¿Le conocemos?
-¿Es guapo?- Cristina me miraba expectante desde el otro lado de la mesa.
-¿Vive aquí o es de otra ciudad?
Todos daban por hecho de que era un auténtico, ninguno pensaba que fuese un clon. Preferí no contestar a ninguna.
De pronto el teléfono me salvó la vida. Era mi primo Fernando.
-Dime
-Necesito verte ya- su voz sonó muy preocupada- nos vemos en cinco minutos en la fuente de la plaza.
Me colgó sin más.
Me asustó, aquella llamada me dejó en shock por completo.
-Me tengo que ir.-con aquella frase parecía que a todos se les había olvidado lo del chico.
-¿Pasa algo?- Juan Carlos me preguntó con preocupación.
-No sé, mi primo. Mañana nos vemos.
Salí corriendo de la casa cuando al ir a cerrar la puerta una voz desde dentro me detuvo.
-Espera- era Mery, me daba asco mirarla a los ojos- sé que estas enfadada y lo siento, Miny, de verdad que lo siento.
-¿Qué lo sientes? Me ibas a dejar morir y además lo estabas viendo ¿de verdad quieres que te perdone?
-Sí- afirmó con completa seguridad, una seguridad que me llegó a parecer sospechosa.
-Tú eres gilipollas, eres consciente de eso ¿verdad?- bajó la cabeza.- me voy, con gente como tú no quiero perder el tiempo.
Salí corriendo hacia donde había quedado con mi primo, cuando llegué ya me estaba esperando. Al verme se dirigió hacia a mí, me cogió del brazo y corriendo salimos de la plaza y nos dirigimos hacia un sector del bosque. Sus dedos me apretaban demasiado, tanto que me llegaban a hacer daño e impedía que la sangre llegase al resto de mi brazo, mi preocupación era máxima, mi primo me tenía completamente despistada.
Se paró en mitad del bosque.
-¿Qué pasa? Me estas preocupando Fer.
-¿Sabes algo de que puede pasar mañana a las 4 dentro del muro?- de pronto la imagen de mi tío y de los representantes del ayuntamiento del muro apareció en mi mente.
-No, pero hoy he escuchado al tío hablar de eso. ¿Por qué?
Se quedó en silencio pensando, me daba la espalda hasta que se volvió.
-No sé lo que es, es algo gordo, solo sé que es algo en la plaza, creo que es en la plaza mayor. ¿Tienes turno de tarde mañana?
-Sí.- decía mientras afirmaba con la cabeza.
-Ten cuidado por favor, no me lo podría perdonar si te pasase algo.- me abrazó, era mucho más grande que yo, solo era dos años más mayor y me sacaba 3 cabezas. Con sus brazos rodeó mi cuerpo, me dio un beso en la frente que me hizo tranquilizarme un poco, me había puesto algo nerviosa.
-Lo tendré.
-¿Qué es eso?- me señaló el cuello, sus ojos estaban completamente abiertos, ni pestañeaba. Se acercó a mí, yo ni me moví, sabía por donde iban los tiros. -¿Es lo que creo que es?
-Sí- afirme con algo de resignación.
-¿Vais en serio?- me paré un poco, respiré hondo.
-Creo que sí.
Le miré, una sonrisa le ocupaba toda la cara, incluso resaltaba más que sus ojos azules, y eso ya era muy raro.
-Ains, mi canija, cuanto me alegro- me cogió de los mofletes cual niña pequeña y me volvió a abrazar.- Y por lo que veo habéis llegado bastante lejos ¿no?
-Depende de lo que entiendas por lejos, pero sé lo que estas pensando y no, no ha pasado.
-Hacéis muy buena pareja, Marcos es un buen chaval.
Me quedé pensando un momento, le miré, parecía orgulloso de mí y todo.
-¿De que le conoces?- empezamos a andar hacia la ciudad.
-Muchas veces va a por el pan, la mayoría de los días
-Ah, no me lo habías contado. ¿Tú conoces a su auténtico?- era una pregunta que me llevaba haciendo desde hacia bastante. Era lógico, si Marcos es el clon, tiene que tener un hermano auténtico.
- Sí, bueno, de vista, es Álvaro, el de los banqueros- mi cara fue de sorpresa absoluta, no me lo esperaba, no se parecía en nada, Marcos era moreno y Álvaro era rubio con los ojos azules, la piel muy blanca y le había visto por el colegio cuando éramos más pequeños y era un chulo y un prepotente. Nunca me había caído bien.
-No se parecen en nada.
Fernando me daba la razón con la cabeza mientras pensaba en ello.
-Voy a enviarle un mensaje a Marcos para decirle que no quedamos a las 4 sino que a las 5-5`30.
-¿Pero no trabajabas?- me miraba con cara de no entender nada.
-Eh, sí, pero se pueden compaginar las dos cosas.
-¿Dejas de trabajar por irte con él?- afirmé- Como te pillen te echan lo sabes ¿no?
-Sí
-¿Y?
-Que me da igual, quiero estar con él.- sonrió y me fui a mi casa.

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