martes, 25 de noviembre de 2014

Capítulo 16

Ya era hora de salir a trabajar al muro, salí un poco antes para llegar lo antes posible la plaza mayor donde habían quedado mi tío y los responsables del ayuntamiento. Decidí ir por la parte larga para ver si me encontraba con Marcos de camino a la plaza.
Estaba lloviendo, la pereza iba en aumento a cada paso que daba, no me apetecía nada ponerme a trabajar ahora, lo único que me animaba era ver a Marcos, había quedado con el a las 5:30, solo tendría que trabajar una hora y medía, aunque de forma legal tendría que trabajar hasta las 9:30, pero como ya sabía, desde que conocí a Marcos, hacía pocas cosas legales.
Atravesé un prado, las zapatillas se me quedaban pegadas en el barro, pero con un poco más de esfuerzo conseguía sacarlas y dar el siguiente paso.
La lluvia mojaba mis mejillas. La brisa permitía que mi pelo fuese libre, se movía de un lado a otro. Miré hacia el cielo, estaba completamente encapotado y no parecía que fuese a salir pronto el sol, pero me daba igual, quería llegar ya al muro, quería que fuesen las 5:30, solo quería verle, estar con él, pasar cada hora que debería de estar trabajando a su lado. Simplemente quería pasar el día con él. Me hacía sentirme diferente, era algo que no lo podía describir, era algo diferente, es la extraña sensación de verle y ser feliz, ser la persona más feliz del mundo, quería gritar y decírselo al mundo, decirle a todo el mundo que me había enamorado de la persona más increíble que había conocido en mi vida y para desgracia de algunos esa persona era un clon, pero era el clon más perfecto que había conocido.
Me encantaba su sonrisa, su forma de mirarme, de tocarme y me hacía sentir segura a su lado, no sé, me costaba explicarlo, pero era eso lo que sentía, al saber que iba a verle sin saber por qué todo mi cuerpo comenzaba a acelerarse, me empezaba a poner muy nerviosa, dejaba de escuchar lo que había a mi alrededor y solo escuchaba mi corazón y mi respiración, estar con él era simplemente perfecto. Me encantaba.
Por fin llegué al final del prado, llegué a la cera, justo al lado había una carretera de dos sentidos. Un coche iba por otro prado que estaba justo al otro lado de la carretera y parecía que se iba a incorporar a esta.
Un pitido de un coche. Un frenazo. Miré hacia atrás. Dos coches. Dejé de respirar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario