domingo, 16 de noviembre de 2014

Capítulo 9

Me había pasado a recoger los antibióticos que Sergio me había pedido.. Era por la tarde y la tenía libre, así que aproveché para llevárselos.
Entré en el hospital con la caja, en recepción una mano me saludó, era la de Sara que estaba trabajando.
-¿Está Sergio en la 5?- afirmó con la cabeza, y me dirigí hacia allí. Tuve que pasar por un pasillo largo, hasta llegar a unas puertas, no tenía manos libres para abrirlas, así que me toco hacerlo con la cadera. Al girarme vi la sala de espera llena de gente, que se me habían quedado mirando al verme entrar. Sus caras lo decían todo, su odio hacia mi persona era bastante evidente, pero lo ignoré y me dirigí hacia una habitación en la que la puerta estaba colocado un papel con el número 5. De camino, me quedé mirando a una chica, no tendría más de 15 años, estaba completamente pálida y con la mirada perdida. Todo su peso lo apoyaba en unos brazo muy fino que parecían que iban a ceder de un momento a otro, temblaba de frío y eso que iba con un abrigo y en la calle no se bajaría de los 20 grados. Continué andando, cuando estuve apunto de llegar a la puerta, la voz de un hombre me hizo darme la vuelta.
-¡Eh! ¿A donde te crees que vas?- estaba de pie, con el brazo encogido sobre su pecho- llevamos algunos 2 horas esperando, no vas a llegar tú aquí a colarte.- afirme con la cabeza.- además a ti aquí no te pueden atender, auténtica de mierda.
Le miré, estaba tranquila, me dirigí hacia él.
-¿Quieres qué me vaya?
Una mujer desde el otro lado de la sala contestó por él.
-Sí.
Mi mirada se dirigió hacia ella.
-¿Con todas las consecuencias que eso conlleve?- la mayoría de los que estaban afirmaban con la cabeza- yo que venía a traeros medicinas, pues entonces me voy.
Todos cambiaron sus rostros en ese momento, no sabían que decir, yo simplemente me fui hacia la puerta, cuando fui a abrir, el mismo hombre que al principio me había parado, trató de convencerme:
-Espera, por favor, las necesitamos- respiró un momento- algunos llevamos más de dos horas esperando, es desesperante, siento lo que te he dicho, pero lo necesitamos- sus ojos comenzaban a inundarse poco a poco.
Cerré la puerta y me dirigí de nuevo a la habitación número 5. Al ir a entrar, el mismo hombre intervino.
-Gracias de verdad- se quedó en silencio pero no se sentó- ¿te puedo pedir un favor?
Levanté las cejas con sorpresa, no me esperaba aquello. No sé quien se creía para pedirme ningún favor.
- Pides mucho, ¿no?- ignoró por completo mi comentario.
-Se va a morir- señaló a la adolescente que había mirado antes. Seguía con la mirada completamente inconsciente, como si no se estuviera hablando de ella. A un hombre que estaba al lado de la puerta, le di la caja con los medicamentos y me dirigí hacia la chica.
-Pequeña, ¿estás bien?- no se movió, habían desaparecido los temblores, sus ojos me siguieron cuando me ponía de rodillas delante de ella- ¿Qué te pasa?
-Yo creo que tiene algo en la pierna, ha llegado cojeando- escuché a la mujer si aparta la mirada de la joven, poco a poco se le fueron cerrando los ojos, sus brazos dejaron de estar tensos sujetando su cuerpo y cedieron, su cuerpo cayó sobre mí. La cogí y entré directamente en la sala en la que estaba Sergio.
Al entrar me miró, una señora mayor estaba en consulta, hablaba con él. Tumbé el cuerpo de la joven inconsciente en una camilla.
-Te he dejado las medicinas fuera- Sergio se colocó al otro lado de la camilla.-Creo que es una de las piernas.
Cogí unas tijeras que había en un estante y le corte una de las piernas del pantalón, su pierna estaba perfecta, al ir a cortar la otra, tenía una herida infectada que le recorría desde la rodilla al tobillo.
-Me encargo yo, que tú tienes mucha gente ahí fuera.
-¿Sabes hacerlo?- afirmé con la cabeza, menos mal que en la academia te enseñar a tratar estas cosas.-El quirófano 1 estará libre y preparado.
La operación fue sobre ruedas, por suerte no se había infectado del todo y no hubo que cortar. Me dirigí hacia la consulta de Sergio. Una de las mujeres que estaba en la sala de espera, estaba siendo atendida.
Al verme entrar, afirme con la cabeza para que supiera que todo había salido bien.
-¿Dónde vive? Voy a ir a avisar a la familia.
-El la calle del parque, la tercera casa por la zona del bosque.
Me dirigí hacia allí, había dejado a la pequeña en observación por si había algún contratiempo.
Llamé al timbre, tuve que espera un momento hasta que alguien me abrió la puerta. Allí estaba él, no me dio tiempo ni a reaccionar, mi respiración se cortó y mi corazón se empezó a acelerar.
-No quiero tus agradecimientos- se giró y cerró la puerta, pero mi mano de manera inconsciente se colocó en la puerta para que no se cerrase. -Te he dicho que te largues.
Supuse que sería su hermana, él no tendría más de 23 y la chica tendría unos 15.
-Espera,- me paré- ¿tienes una hermana de unos 14 ó 15 años, rubia...?
Iba a continuar describiéndola, pero su cara lo decía todo.
-¿Está bien?¿Qué la ha pasado? Cómo la hayas hecho algo te mato- su voz era dura.
-La hemos tenido que operar- vi como por sus mejillas caían pequeñas lágrimas. Antes de que dijera nada, continué hablando.- pero tranquilo, está bien, se ha cortado con algo y se le había infectado. Está en el hospital.
Su respiración se ralentizó.
-¿Puedo verla?- afirmé con la cabeza.
Le llevé a la habitación, durante el camino no nos dijimos ni una palabra.
Entró en la habitación, su hermana ya estaba despierta. Marcos la abrazó, empezaron a hablar, yo me dirigí hacia las máquinas que estaban al lado de la cama, para ver que todo estaba correcto. Me miró, noté como sus ojos buscaban los míos y los encontró, nos quedamos así unos segundos cuando la puerta se abrió, una mujer mayor y un hombre entraron con David, uno de los amigos de Marcos.
Nadie se percató de mi presencia y supuse que era el momento de irme.
Salí del hospital, me dirigí a mi casa y por primera vez me sentía orgullosa de haber salvado a alguien y no era un auténtico.

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