martes, 25 de noviembre de 2014

Capítulo17

Volví a respirar. Me dolía todo el cuerpo, no podía moverme. Notaba como algo me acariciaba la mano. Era suave, me acariciaba delicadamente. Abrí los ojos, allí estaba, su cabeza estaba apoyada en sobre la cama en la que estaba. Cerré los ojos, no podía mantenerlos mucho tiempo abiertos. Con algo de dolor levanté el otro brazo, y le acaricié el pelo. Al entrar en contacto con el abrí los ojos, él levantó la cabeza y me miró. Sus ojos estaba completamente humedecidos. Las lágrimas caían sobre su cara, sus ojos estaban completamente rojos. Al verme una sonrisa apareció en su cara.
-Hola- mi voz era muy debil, me costaba respirar bien y me dolía al pronunciar cada sílaba.
Respiró aliviado, se levantó de la silla y con cuidado me abrazó. Apoyó su cara contra mi hombro esta humeda, parecia que llevaba llorando mucho rato.
-Pensaba que te perdía.
-¿qué ha pasado?- no estaba del todo segura de lo que había pasado, solo recuerdo ir andando por el prado hacía el muro.
-Te ha atopellado un coche- la imagen de los dos coches acercándose a mí apareció en mi mente.
-¿Qué me han tenido que hacer?- se volvió a sentar.
-Solo te has roto el brazo y te han tenido que cambiar uno de los riñones que se te ha dañado.- me extraño lo del riñón, era de noche y parecía el mismo día que había tenido el accidente. Era imposible haber conseguido tan rápido el riñón.
-¿Cómo han conseguido el riñon tan rápido?- negó con la cabeza.
-No lo sé. Cuando me he enterado ya te habían operado. - se paró un momento-voy a llamar a tu madre que esta cenando.
Salió y a los dos minutos estaba ya con mi madre de vuelta.
-Cariño ¿cómo estás?
-Bastante cansada.
-Tienes que descansar- sonreí ligeramente.
-Mamá, una pregunta ¿cómo has conseguido un riñon tan rápidosi nadie de la familia es compatible conmigo? - se quedó en silencio. Sin hablar, me preocupó, era demasiado incómodo.
-Esa respuesta puede espera para otro momento.
-Mamá, no creo que hayáis conseguido tan rápido.
-Creo que debería irme- la voz de Marcos era seria.
Se acercó y me besó en la mejilla.
Cuando salió miré a mi madre.
-Mamá, dime la verdad, por favor.
Nos quedamos en silencio, el corazón comenzaba a bombear cada vez más rápido lo que me provocaba un dolor donde estaba la cicatriz de la operación.
-No creo que sea el momento de hablar de esto.
-Si, mamá es el momento.- mi voz era cada vez más dura con ella.
Siempre me habían dicho que mi principal problema era el hecho de no poder tener trasplantes con facilidad. Y lo había conseguido en menos de 12 horas.
-Cariño- la corté.
-Mamá, quiero la verdad.
Respiró profundamente.
-Tienes un clon.
Siguió hablando, pero dejé de escuchar el resto. Mi corazón se comenzó a acelerar. Mis ojos se fueron cerrando poco a poco. Me empecé a agobiar. Me dormí lentamente.

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