martes, 11 de noviembre de 2014

Capítulo 4

Golpeé el saco con todas mis fuerzas, las costillas me dolían con cada golpe por la pelea del día anterior con Marcos, pero seguía golpeando, dos veces seguidas con la derecha y luego cambio con la izquierda, cada 5 series de golpes, lanzaba una patada. Y así llevaba más de dos horas, el sudor me recorría el cuerpo, notaba como bajaba por mi frente. Cada golpe era un esfuerzo más, cada vez me costaba más respirar, las costillas me presionaban contra los pulmones demasiado, supuse que era por el momento en el que Marcos me presionó el estomago, parecía que las costillas cedieron ligeramente.
Me fui a duchar y volví a casa, hoy me toca día de tarde en el muro, no me hacía mucha gracia, hay más clones en el turno de tarde, pero es lo que tocaba.
Travesé por el bosque y me encontré con Javi, me tocaba hacer el turno con él, cuando íbamos dirección a la plaza mayor, me acordé de lo que me había dicho Marcos el día anterior.
-Sabes, ayer cuando me pegaron, me dijeron que les estábamos robando medicamentos. Cada día me cuesta más entender como funcionan.- Me reí con el comentario y Javi esbozó una sonrisa.
-Dios, es que ya no saben que inventarse. Además, ¿para qué íbamos a robarles las medicinas si aquí ya tenemos?- levantó la cejas tratando en entender la respuesta a su pregunta.
- Yo se las dejaría de suministrar, a ver si se morían todos- hice una pequeña pausa- y nos dejaban en paz. Jamás llegaré a entender estos experimentos.
Traté de pensar sobre el origen de esto, lo habíamos tenido que estudiar en el colegio, en biología, en la rama de genética y laboratorios, era lo más esencial. Sacaba buenas notas en la asignatura, pero la repudiaba, no me gustaba saber por qué de la existencia de los no auténticos.
-Ya sabes, para que la vida sea mejor y más fácil.- se quedó en silencio, un grupo de clones pasó por delante de nosotros y se nos quedó mirando. Prefirió que no nos escuchasen, en su territorio todo era más complicado, en él nosotros somos intrusos y no somos bien recibidos exactamente.- A mí lo único que me proporcionan es trabajo.- Se rió por lo bajo- y tocarme los cojones y mucho.
Los dos nos reímos, estuvimos un rato tratando sobre el tema, hasta que tuvimos que volver de nuevo a la cuidad, fuera del muro. Era la hora del toque de queda, las 10 de la noche, ningún clon puede estar fuera del muro y ningún auténtico dentro, si sucede, es pena de cárcel. Sólo pueden estar dentro del muro los auténticos que son guardas nocturnos, a mí nunca me ha tocado ese turno, pero tampoco es que me haga especial ilusión.
Dejé a Javi en la plaza donde no habíamos encontrado, la verdad es que la cuidad dentro del muro no era grande, vivían unos 700 clones, fuera de él somos unos 10000. El muro esta organizado por zonas, de la plaza salen varias calles y estás llevan a diferentes urbanizaciones, la mayoría de ellas ramificadas con más calles, pero no era muy grande. 3 bares, un campo de fútbol, un polideportivo con pistas de baloncesto, tenis, padel y frontón, dos plazas, la principal y la menor, y una iglesia y un ayuntamiento. En el ayuntamiento, únicamente hay clones y son los que rigen el muro, siguen las ordenes del alcalde de la ciudad.
Me daba mucha pereza salir por el muro e ir a mi casa por el camino largo, así que acorté. Iba hacia el campo de fútbol cuando reconocí de inmediato a los jóvenes que jugaban, entre ellos estaba Marcos, con la cara hinchada y morada, no corría muy ágil detrás de la pelota, pero conseguía hacer algo.
Cuando pensaba que no me había visto, su mirada se clavó en mis ojos, creo que una sensación de remordimiento me hizo quitar la mirada de sus ojos, cabizbaja continué andando hasta llegar al bosque, desde allí, detrás de un árbol, me quedé mirándole, no podía evitarlo.
Volví a casa, me tumbé en la cama y de nuevo en mi cabeza apareció la cara de Marcos, primero jugando al fútbol, era el recuerdo de minutos atrás, y luego su cuerpo desvanecido por completo en el césped sangrando. El miedo me invadió, ¿por qué le dejé ahí? Se supone que mi trabajo es protegerles, pero le destrocé, le dejé inconsciente, no le protegí

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