miércoles, 12 de noviembre de 2014

Capítulo 5

Abrí los ojos, la luz del sol se colaba por las rendijas abiertas de la persiana. Consigo alcanzar el móvil que está en la mesilla que está al lado de mi cama, son las 10'30, hoy no me tocaba trabajar, por suerte, porque no me apetecía nada. me quedé tumbada mirando el techo con el edredón hasta el cuello intentando que no se escapase nada de calor. Trataba de no pensar en nada, pero solo se me venía una cosa a la mente: "¿Por qué Marcos iba a mentir por el tema de las medicinas?" Es que no llegaba a comprenderlo, era algo ilógico. Cualquiera de los auténticos le podría haber denunciado, yo todavía no se por qué no lo he hecho, aunque creo que tampoco voy a hacerlo, ya le castigué lo suficiente con la pelea. seguía buscando la lógica, pero no la encontraba, si fuese mentira, antes iría al ayuntamiento del muro, no le iban a hacer caso, pero sería más creíble. Ir directamente a por un auténtico es pena de cárcel, ¿Quién se arriesgaría por una mentira? ¿Y si es verdad? Pero seguía sin entender por qué nosotros íbamos a robarles las medicinas, bueno, yo siempre había pensado que era la forma más fácil de matarlos o una de ellas. No creo que nadie de los nuestros fuese a matarles. Me quedé mirando el techo, tratando de entender todo. ¿Y si sí les querían matar?
De desarropé corriendo, salté de la cama, me vestí con unos vaqueros, una camiseta cualquiera y una sudadera. Me fui al baño, me lavé la cara y me peiné. Salté por la ventana y a la carrera me dirigí hacia la parte interior del muro.
No sabía si iba a conseguir algo, pero el médico que trabaja en el muro, es amigo mío, es un auténtico.
Llegué al hospital, esta cerca de la plaza menor, en una calle que salía. Entré corriendo y me encontré con Sergio, el médico, nada más entrar.
Al verle me paré en seco, tragué saliva y cogí aire.
-Necesito hablar contigo- me miró sin saber que pasaba.
-Claro, ¿Qué pasa?
-¿Podemos ir a un sitio más tranquilo?-afirmó con la cabeza.
Le conocía desde hacia bastante, como todos en la ciudad habíamos ido al mismo colegio y nosotros fuimos buenos amigos y esa amistad seguía existiendo.
Entramos en una pequeña sala, dónde solo había una mesa y un esqueleto de plástico.
-Dime- estaba preocupado
-¿Sabes algo de robos de medicinas?- me miró extrañado.
-Claro, es de hace 2 meses, nos desaparecen medicamentos, bueno, más bien, no llegan. - se quedó en silencio unos segundo- pero se lo conté a tu tío, ¿ no te ha dicho nada?
Aquel final de la frase me dejó completamente noqueda, no sabía ni que responder.
-¿Miny?- intentó que reaccionase -¿No sabes nada?
Negué con la cabeza.
-Que va, a mí no me han dicho nada, y al resto de los que estamos en el muro tampoco, o por lo menos no de mí grupo.
-Pero si le dije a tu tio que os lo dijera a vosotros porque eraís los que estaríais más atentos y podríais impedirlo.- Se frotaba las manos y movía la cabeza, no entendía nada de lo que estaba pasando . - Estoy flipando de verdad. Cada vez llegan menos medicamentos, se está empezando a desestabilizar un poco todo.
-Pero si parece que está todo muy tranquilo.
-¿Tú crees que con vosotros delante armarían algún tipo de protestas?
-No, claro es lógico- nos quedamos callados, en silencio
-Miny, necesitamos los medicamentos- su voz era de completa preocupación.
-Los tendrás.
Su cara era de asombro, no sabía que decir, buscaba las palabras adecuadas.
-Hombre, sabes que yo confio en ti, pero eres tú y tu tio y- paró un  momento- es todo Miny. Eres una chica increíble y te conozco de toda la vida, pero... . -No terminó la frase.
-Te lo prometo, mi tio no se va a enterar de nada, dame una semana, en una semana tienes aquí los medicamentos. De verdad, te lo prometo.

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